En el taller de Vega de Llan fue fundado por Antonio Díaz padre, preocupado por inscribir en sus productos las señales oportunas de lo original, incluyendo la sigla A de su nombre. Antonio Díaz hijo, siguiendo la actividad, nos mostrará todo el proceso de fabricación. Un trabajo esmerado y pausado, magistral, en busca de una navaja perfecta, única y diferente al resto. Ambos llevan en esta pequeña industria del hierro desde 1974 y dicen que se necesita no menos de cinco años para un aprendizaje como Dios manda. En realidad la destreza y temple que requiere esta artesanía no puede suponer menos tiempo, de esto somos conscientes al contemplar su labor. Las manos del artesano están hechas de paciencia y agilidad a partes iguales, adaptan sus movimientos a los requerimientos precisos de cada etapa.