La moderna TIJERA DE TARAMUNDI es una simple obra de herrería en que la pretensión del artesano nunca fue un cuidadoso acabado. Como en los demás casos, la funcionalidad prevalece sobre la apariencia pues no son tijeras selectas, sino de oficio y gran formato.
Decía ANTONIO DÍAZ que en Asturias esta tijera es la gran conocida. En Galicia está ampliamente extendida y todavía muchas amas de casa la buscan con interés.
Puede decirse que es fuerte, fácil de afilar y ajustar, así como bastante liviana. La anchura de las hojas varía de unos fabricantes a otros. En general lo son bastante.
Hay tres variedades:
Ahora se usa acero industrial del tipo blando para herramientas, con porcentajes de carbono entre 0,50 y 0,60. Pueden emplearse plantillas pero normalmente va a ojo.
Se forjan las varillas planas y después se gira el rabo para hacer el ojo. En la del pulpo queda arrimado, pero las de esquilar lo llevan soldado porque hacen mucha fuerza.
Todos coinciden en que la buena tijera ha de ser CALZADA. Las de esquilar tienen que serlo:
Se mete el ANGA en el fuego y hay que esperar hasta que éste cambie de color, poniéndose como más pardo pero antes de que empiecen a saltar chispas. Entonces hay que sacarla y darle unos golpecitos pequeños, apretándola para que se pegue porque es cuando funde el hierro.
Tras forjar la hoja de una tijera de pulpo corriente se recuece y se recorta en la tijera fija. Seguidamente se CALEA. A continuación se hace el corte y la cota, acabando con el temple. El temple es en agua, sumergiendo la hoja de unta en sentido vertical hasta el agujero.
El temple es el mismo para todas. La diferencia está al rebajarlas, pudiendo dejarlas blandas, duras o como se quiera. En realidad, la tijera tiene que ir dura y que vayan las dos hojas iguales. Si se trabaja una hoja y la otra no queda dura como ésta, la más dura come a la más blanda. Las dos tienen que llevar el mismo color. Y lo mismo ocurre con el rebajado.
Las tijeras calzadas llevan más temple, que no afecta a la soldadura. Las corrientes llevan menos temple, que no afecta a la soldadura. Las corrientes llevan menos temple que una navaja y se revienen en azul.
El eje es de hierro; frecuentemente una punta de piso. El taladro de las hojas se hace con una broca de cuatro milímetros.
Cada filo de la tijera es un bisel, totalmente diferente al de un cuchillo o navaja. Se da en la piedra de agua, rematándolo a continuación con algunos toques de esmeril en la zona del chaflán.
Últimamente estas tijeras las está haciendo ANTONIO DÍAZ.
Hubo en un tiempo tijeras que solo se marcaban TARAMUNDI. Eran tijeras no garantizadas. Las buenas, cuando no cortaban, había obligación de devolverlas.
La TIJERA DE TARAMUNDI lleva el metal al aire y el pulido es basto. Tienen un típico color gris plomo y, si no se tiene cuidado, la oxidación trabaja activamente. Las pulperas las limpian continuamente, frotando las superficies que acaban por quedar resplandecientes.
El afilado ha de hacerse únicamente en los biseles, ajustando a martillo el eje si fuese necesario. Esto último con prudencia. Sólo para recuperar el ajuste si hay demasiada holgura, pero con la precaución de no apretar demasiado para evitar el excesivo roce entre los cortes.
Todas se ven bastantes rústicas, CANILLAS y ojos muestran las señales del rebatido y una cierta irregularidad en los perfiles. Las huellas del martillo son muy evidentes y el contorno de las hojas puede quedar terminado con poco cuidado.
La marca se pone alrededor del eje en una de las hojas. Si la tijera es de doble ojo va siempre en la que lleva éste.
Se usan: